Un tercer grupo de invasores, son los ácaros que son los causantes de la sarna.
No pueden ser detectados visualmente, pero son causantes de graves estragos, ya que penetran hasta capas profundas de la piel, perforan galerías y se multiplican mediante huevos originando reacciones inflamatorias, además de prurito intenso, costras húmedas y caída del pelo. Prefieren las zonas de cabeza, cuello y orejas, por lo que se observa que el animal sacude frecuentemente la cabeza.
Cuando se sospeche de sarna, es necesario acudir cuanto antes al veterinarios, pues con lo ácaros hay que acudir a otros medios de control. Los antiparasitarios habituales no sirven, y además hay que determinar qué clase de ácaro se trata: Sarcoptes o Demodex, pues la efectividad del tratamiento dependerá de lo adecuado al tipo de ácaro.
Además del tratamiento con el preparado adecuado, se requerirá la limpieza escrupulosa del ambiente en el cual se desenvuelve el animal.
Otro grupo de ácaros es el de los oídos. La mayoría de los gatos y perros son portadores de estos ácaros, pero éstos solo originan problemas cuando se presentan en gran número.
Los diminutos ácaros se albergan en el delicado recubrimiento del canal del oído, provocando irritaciones y la aparición de cera marrón. Esto hace que el animal se rasque o agite la cabeza produciendo a su vez inflamaciones, e inclusive problemas de lesiones y edemas en las orejas, producto del rascado desesperado.
Para asegurarnos que ninguna infección se propague hasta el oído interno y afecte a los centros de audición y equilibrio, es vital una pronta intervención del veterinario, para la limpieza de la cera y eliminación del parásito.