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Perros Antinarcóticos – Selección y Adiestramiento

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Los perros antinarcóticos

Con el transcurso de los años, se han desarrollado y perfeccionado numerosos instrumentos mecánicos y electrónicos con el objeto de ayudar a la policía a la detección de drogas y otras sustancias ilegales. Aún cuando la moderna tecnología de hoy día ha logrado numerosos y notables progresos, no hay ningún aparato que pueda acercarse al poderoso sentido del olfato del perro, el cual le brinda la capacidad de detectar aun las más pequeñas cantidades de estas sustancias. Es por esto que los perros antinarcóticos se han convertido en un gran aliado en la lucha contra el narcotráfico.

Cómo se selecciona a los perros antinarcóticos

Uno de los factores más importantes que debe considerarse es la selección del perro, el cual debe ser capaz de adaptarse al adiestramiento en la detección de narcóticos.

Las estadísticas indican que solamente uno de cada cuarenta y tres animales completamente sanos y de buen temperamento cumple con los requisitos previos básicos para ser seleccionado. Es de gran importancia la tarea de escoger y obtener perros que acepten y terminen satisfactoriamente el entrenamiento correspondiente ya que éste es bastante costoso.

Normalmente la selección de perros antinarcóticos se concentra en razas como el pastor alemán, el labrador, el golden retriever y el brake alemán, si bien esto no impide que cualquier perro de otra raza, aun uno mezclado, se de tamaño mediano o grande, pueda desempeñarse eficazmente como perro detector de drogas.

Primeramente, el perro debe mostrar un temperamento adecuado y tener una actitud decidida y valiente, además debe mostrar cierta independencia. También debe ser activo, estar siempre alerta, y mostrarse inquisitivo ante toda actividad alrededor suyo. Debe ser capaz de conservar su espacio, si bien no debe ser agresivo hacia la gente.

Una característica fundamental, es que el perro debe tener un deseo, que caiga casi en lo frenético por cobrar objetos. Debido a esto, existe cierta preferencia por razas que destacan en la cobranza como el labrador o el golden retriever que fueron creados para este fin hace muchos años.

Algunos programas de entrenamiento consideran que el perro debe poseer entre un año y tres años para empezar con su preparación. Sin embargo algunos expertos consideran que no es necesario usar como indicativo la edad de un año, para comenzar un programa de entrenamiento. De hecho hay quienes comienzan con el entrenamiento para perros a partir de las doce semanas.

Cuando el perro finalice el Test de Cambell u otro similar, se procede a desarrollar las capacidades sensoriales del cachorro, incluyendo todas la «memorias » posibles. El juego empleando el objeto específico, siempre debe prevalecer para que el cachorro se divierta mientras aprende y desarrolle gusto por esta labor, por lo cual no debe ser saturado. Es buena idea incluir en el objeto de juego desde la primera ocasión, el olor del narcótico seleccionado, comenzando generalmente con la marihuana. Se definen «memorias» como los entrenamientos que se le brindan a un cachorro para que una vez que llegue a los seis u ocho meses se encuentre capacitado para la detección, para así llegar a un punto de alto rendimiento al año de edad.

Un ejemplo de «memoria» es llevarlo a jugar debajo de un vehículo, en su interior o dentro de una casa para que realice búsquedas en cajas u otros objetos. También se lo lleva a recorrer toda la vivienda y se le hace subir y bajar escaleras, diversos tipos de terrenos, olfatear árboles, juegos a campo abierto, juegos de cobro de objetos y refuerzo positivo.

En este punto es necesario desmentir una vieja creencia popular que afirma que los perros antidrogas son adictos a los estupefacientes. Tal creencia es totalmente falsa y de hecho no existe ningún lugar en el mundo en el cual se haga consumir drogas a los perros para que estos puedan realizar su labor. Si tal práctica realmente existiera, se tendría que cambiar los perros todos los meses debido al profundo daño físico sobre todo a nivel cerebral que tendrían los animales. Por ejemplo si hubiera un perro que consumiera cocaína en mínimas dosis, seguramente se manifestarían trastornos a nivel de los núcleos de la corteza, con posible pérdida de una capacidad importante del olfato, debido a la muerte de neuronas de alta sensibilidad con conexión directa al cerebro.

En todo programa de perros antinarcóticos, se emplean juegos como el de pelota, kong o toalla envuelta y se toma en cuenta la capacidad de cobro de objetos, el interés mostrado y la capacidad de búsqueda. El perro localiza la droga por medio de un entrenamiento específico que es relacionado con el juego y emplea la asociación de olores. De forma muy similar trabajan los perros detectores de explosivos, los cuales asocian el olor del explosivo con el juego.

En relación a las drogas ilegales, la asociación de olores con marihuana es completamente inofensiva, ya que para que se produzca el conocido efecto tóxico tiene que ser fumada, lo cual obviamente un perro no hará bajo ninguna circunstancia. Con respecto a los otros tipos de drogas ilegales, se trabaja con sustancias químicas específicas en un inicio y luego con el narcótico verdadero. Por ejemplo para el caso de clorhidrato de cocaína se tiene el cuidado que el perro no tenga contacto directo vía oral o nasal con el estupefaciente.

Cuando el perro antidrogas está buscando el narcótico, en realidad no está tratando de localizar el estupefaciente en sí, lo que hace realmente es buscar su juguete, el cual relaciona con el olor a la droga. Por ello el perro siempre recibe su premio, cuando detecta el narcótico.

Los canes antidrogas cumplen actualmente una función vital en el combate contra los estupefacientes, ya que la calidad y capacidad de su olfato supera cualquier límite. El perro reconoce a su amo y a otros, a través del tiempo, no tanto por su aspecto físico, sino por el olor que está grabado en la memoria a largo plazo. Las memorias olfativas son de corto y largo plazo y en las unidades caninas de las policías y servicios antidrogas se llevan a cabo numerosas experiencias con «memoria olfativa de corto plazo». Cosas tan simples pero muy importantes para los perros antinarcóticos es permitirles cada vez que salen de paseo, oler los árboles, pastos, paredes, etc., ya que es importante que el perro desarrolle el olfato que es su sentido más desarrollado.

Periodo de adiestramiento

La etapa de adiestramiento en perros mayores de nueves meses, tiene una duración aproximada de cuatro meses, durante los cuales el perro pasar por distintos niveles de entrenamiento. Se le capacita para la búsqueda de drogas en personas, aeronaves, objetos variados, terrenos de diversos tipos, vehículos y casas. Existen dos técnicas de entrenamiento básico: la forma activa y la pasiva.

En la forma activa de entrenamiento se induce al perro a buscar frenéticamente el narcótico, de tal manera que llega a manifestar de diferentes maneras la alerta de forma activa. El guía por su parte aprende a reconocer las diferentes manifestaciones del can y a interpretarlas de manera tal que reconoce cuando el perro efectivamente encontró algo que vale la pena verificar.

Por su parte, en la forma pasiva el entrenamiento básico es igual al anterior, luego cambia, ya que el perro está orientado hacia la búsqueda de personas especialmente. El perro al detectar el narcótico se sienta o más bien sigue al portador. Este lógicamente, es un entrenamiento más complicado que el activo.


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