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Loros que muerden constantemente

Loros que muerden

Si nosotros como dueños no asumimos el papel de líder de la bandada, el loro por su naturaleza tratará de ocupar ese lugar. No se trata de que estas aves sean especialmente dominantes, pero en su ambiente natural la supervivencia de su grupo depende de la presencia de un líder capaz que logre evitar que sean comidos. Por este motivo, en la mente de un ave que no suele llegar al kilogramo de peso, tiene que haber un líder en casa,
Es aquí que si no nos convertimos en el líder de la bandada, puede desarrollarse en el ave un comportamiento negativo, que puede desembocar en una historia de picotazos que algunos expertos conocen como “el gran enfrentamiento”. Realmente no existe nada malo con este comportamiento, es algo natural y por lo tanto no se puede afirmar que el pájaro que muerde sea un animal feroz. Es normal en el mundo de los loros desafiar a otro loro, sobre todo si considera que este está a un mismo nivel o es inferior. En su ambiente natural es así como se desarrollan sus interacciones sociales en la bandada, pero en el ambiente de los humanos este comportamiento simplemente no es aceptable. Por lo tanto, desde el inicio el dueño debe establecerse como el líder absoluto y enseñarle al animal cual es el comportamiento aceptable.

El enfrentamiento por medio de picotazos
Una vez que los dueños llegan a entender las diferentes tácticas que emplean sus loros para picar, es más fácil que lleguen a controlar el problema e incluso  prevenirlo antes de que siquiera comience. Es básicamente un asunto de experiencia y de llegar a entender la forma de ser y los estados de ánimo del loro. Así mismo es necesario deshacerse de cualquier actitud e imagen negativa que nos haga pensar constantemente que el loro nos va a morder. Aplicando una pocas técnicas sencillas podemos acabar de una vez por todas con los enfrentamientos a picotazos.
Cuando un loro nos muerde lo primero que debemos hacer es decir “¡No” de manera firme pero sin gritar y dándole una mirada desagradable al ave. Esto es conocido por algunos expertos como el “mal de ojo”. Seguidamente debemos aplicar la conocida “técnica de la escalera” haciendo que el ave cambie de una de nuestras manos a la otra con rapidez mientras decimos “Arriba, Arriba, Arriba, Arriba”. Mediante la mirada del “mal de ojo” el loro se siente humillado y despreciado. Debido a que son animales muy sociables, los loros emplean el lenguaje corporal y el contacto visual como forma de comunicación por lo cual entienden fácilmente una mirada. Su sociabilidad hace que estos animales no quieran sentirse como un rechazado social en su bandada por lo cual la mirada del “mal de ojo” tiene un efecto correctivo sobre ellos.
Cuando un loro empieza a morder, en realidad está desafiando el dominio de su dueño humano, y si cree que gana va a querer tomar el control. Mediante la “técnica de la escalera”, le quitamos el control al ave y lo recobramos sin emplear la violencia. Solamente es un ejercicio en el cual se obliga al loro a que se mueva de una mano a la otra entre 10 a15 veces. Claro está, hay que entender que esta táctica es aplicable únicamente en el caso de que el loro no sea salvaje y se deje agarrar sin entrar en un estado de pánico total debido al susto que le produce la persona.
Este ejercicio debe ser hecho a un nivel ligeramente por debajo de nuestros ojos. El fin de esta actividad es hacer que el loro se concentre en pasar de una mano a otra y se olvide que ha estado tratando de enfrentarnos. Además le dice al loro que el dueño ha tomado el control nuevamente. Una vez que se termine el ejercicio, debemos alabar al pájaro para darle a entender que se está comportando bien. Seguidamente vamos a ver casos específicos de picotazos de los loros y como evitarlos.

Los mordiscos de los loros bebes
Al igual que a cualquier otra cría, al loro bebé le gusta explorar las cosas que le rodean por lo cual prueba llevándose todo a la boca. De hecho disfruta de masticar y probar todo lo que se ponga a su alcance. Estas pequeñas probadas puede que en ocasiones se sientan como mordiscos ya que desde jóvenes los loros tienen fuerza en sus picos. Si la conducta continúa a medida que el ave crece esos mordiscos pueden transformarse en fuertes picotazos bastante dolorosos. En este caso el loro no se da cuenta que está causándonos daño, solo hace lo que para él es natural. En su ambiente natural, esos mordiscos normalmente no penetran la piel de los otros loros de la bandada por la cobertura que le dan las plumas, cosa que no ocurre con los humanos. Cuando es joven, el loro descubre los dedos humanos y comienza a mordisquearlos. El dueño poco experimentado permite erróneamente este comportamiento porque en ese momento resulta agradable y no produce ningún daño hasta que el ave crece y propina ese gran picotazo. En ese momento el humano grita de dolor y de repente el loro descubre el poder de su mordida sobre el humano.
Los loros son animales comunicativos y dramáticos a los que les gusta chillar por cualquier motivo, de hecho gritan para llamar la atención, gritan por diversión, gritan para comunicarse o simplemente porque quieren hacerlo. Para el loro esta constituye una reacción divertida y a la vez consiguen atraer la atención en el ambiente de los humanos. Los expertos suelen llamar a esto la “recompensa dramática”. En este caso, el dueño experimentado sin querer ha recompensado al loro por haberlo mordido. El ave cree que ha descubierto un nuevo juego mientras que el humano cree que su tierna mascota se ha convertido en un animal salvaje y feroz y se pregunta: ¿Si he sido bueno con él, porque me está mordiendo?
Esto no hubiese ocurrido si el dueño del ave supiera evitar los mordiscos antes de que se convirtieran en picotazos. Debido a que son animales sociales, para los loros es importante la aprobación, sobre todo la aprobación del líder de la bandada. Por eso, un ¡NO! Firme junto con una mirada de desaprobación le enseñarán al loro que su comportamiento no es aceptable. Al mismo tiempo reemplace los dedos por juguetes.

 

La señal de no me cojas
Una persona con poca experiencia con los loros a veces se acerca a estos y pone su mano a la altura del pecho del ave mientras dice “Arriba”. Al ver esto el loro baja la cabeza, como invitando a la persona a que le acaricie la cabeza aunque sus intenciones son otras. El loro por su parte no cierra sus ojos esperando la caricia ni mira hacia abajo, y se queda mirando hacia arroba por el rabo del ojo para comprobar si el humano cae en su trampa. Esto se puede observar cuando el iris del ojo del ave se contrae y se dilata rápidamente, lo cual es clara señal de que el loro está tramando algo. El humano a su vez comienza a acariciar la cabeza de su mascota y de improviso el loro se vuelve y le da un picotazo. Lógicamente el dueño inexperto pega un grito de dolor y le grita al ave.
Por el contrario el dueño con experiencia en loros, habría sabido que hacer con solo observar el lenguaje corporal del ave. Primero que todo habría visto los ojos del ave y no hubiera tratado de acariciar la cabeza de esta. Esta trampa del loro es conocida por algunos expertos como la “treta del maldito” y es un intento del animal de desafiar nuestro dominio sobre él. Una persona con más experiencia hubiera utilizado otra táctica para distraer al loro y evitar este enfrentamiento, como por ejemplo mover la cabeza. Otra táctica es poner la mano izquierda a un lado en el aire y moverla mientras se coloca la mano derecha con firmeza frente al pecho del ave diciéndole “Arriba”. De esta manera se distrae al loro y se consigue que olvide lo que estaba haciendo. Su atención se concentra en la otra mano y en lo que esta va a hacer y se olvida del resto. Al final, probablemente el ave se suba a la mano humana ante lo cual debemos elogiarla y decirle «¡Buen pájaro!». Siempre que nuestro loro tenga una conducta positiva debemos llenarlo de elogios con el fin de reforzar el comportamiento.

El picotazo del loro cuando se siente molesto
En algunas ocasiones nuestro loro simplemente desea que lo dejen tranquilo y no lo molesten, como en los momentos en que está chillando, comiendo su alimento favorito, durmiendo la siesta o jugando con su juguete predilecto. Estos son precisamente los momentos que escoge el humano inexperto para molestar al ave. Por ejemplo, decide que quiere agarrar al loro y se acerca a él acercando su mano y diciendo “Arriba”. El loro molesto lo que hace simplemente es sacar la cabeza y darle un fuerte mordisco a su dueño para que lo deje en paz. Los loros tienen un carácter peculiar y en ocasiones no desean que nadie se les acerque, incluido su dueño como ocurre a veces con las personas.
Una persona más experta hubiera actuado de otra manera. Primero que todo se hubiera acercado al ave y le habría anunciado que lo quería coger para lo cual le hubiera dicho algo como: “¿Quieres salir?». Con esta frase el loro se habría distraído de lo que estaba haciendo y se hubiese concentrado en el ser humano con lo cual tendría una actitud más abierta hacia este. Otra táctica hubiera sido permitir que el loro terminara con lo que estaba haciendo después de lo cual el dueño se podría acercar y coger al ave diciendo:»¿Quieres salir?…ARRIBA… ¡Buen pájaro!»

El mordisco debido al temor del dueño
Los loros, sobre todo los de mayor tamaño cuentan con picos grandes que pueden provocar temor en los dueños inexpertos los cuales seguramente se comportarán con temor delante del animal. La persona probablemente estará pensando que el loro en cualquier momento le va a dar un fuerte picotazo y cada vez que lo trate de agarrar lo hará con inseguridad. El loro al ver que el dueño acerca su mano con temor usará su pico para sujetarse del dedo pulgar y tratar de estabilizarse sobre esa cosa que se mueve constantemente. Al mismo tiempo se sentirá confundido y seguramente no querrá subirse sobre un objeto que en cualquier momento podría desaparecer. La persona al ver que el loro está usando su pico se siente aún más insegura y retrae su mano, lo cual ocasiona que el loro la sujete aún con más fuerza. Como resultado, al tratar de sujetarse para asegurarse sobre la mano temblorosa, el loro termina dando un fuerte picotazo el cual le produce mucho dolor al humano y hace que dé un grito.
De esta manera, el loro no ha aprendido únicamente el poder de su poco, sino que también ha aprendido que hay una manera de controlar a un humano. Ahora el loro piensa que puede hacer que un ser humano lo deje en paz y lo que es más importante puede controlarlo. Peor aún, se convierte en un juego nuevo y divertido para él y no tiene la menor idea de que en realidad se está comportando mal.
Una persona con experiencia en el trato con los loros no permite que esto suceda. Se acerca con seguridad al ave y le anuncia: “¿Quieres mi mano?”. Seguidamente visualiza mentalmente a su mascota calmada sobre su mano y sin picar mientras mantiene su mano firme a la altura del pecho del loro y dice con seguridad: “Arriba”. Con esto, el loro entiende sin ningún problema lo que se supone que tiene que hacer y se sube a la mano de su dueño sin morderlo. Los loros son animales muy sensibles y tienen una gran empatía ya que se comunican a través de gestos y actitudes, lo cual les da la capacidad de detectar el miedo en los demás, lo cual hará que traten de aprovecharse de aquellos que les teman o se manifiesten inseguros ante ellos. Por eso resulta importante imaginarse que el loro se subirá a nuestra mano sin causar problemas.

 

El picotazo debido a la competencia

Normalmente los loros son apegados a un humano en particular, si bien se les puede entrenar para que se relacionen con los demás miembros de la familia. No obstante, puede haber problemas cuando eligen a un humano que le es significativo mientras que ignora a los demás, los cuales pueden quedar resentidos. Las personas excluidas pueden pensar que el loro es malo ya que no corresponde a su cariño ni al trabajo que han invertido en el. No es raro que las personas piensen: “He hecho todo por el, lo he cuidado, lo alimento, le limpio la jaula y ni siquiera me presta atención”, “No quiero más a este pájaro”. Como resultado, el loro percibe el resentimiento de la persona inexperta y afligida y decide que no quiere ningún vínculo con ella.
Esto ocasiona que cada vez que pueda, el loro se estire y trate de picotear a la persona que está resentida con él lo cual agrava el problema. Cada vez que su humano favorito esté cerca de la persona que le causa desagrado, el loro tratará de morder a esta para alejarla. También puede ocurrir aunque parezca extraño, que picotee a la persona que quiere para protegerla y hacer que se mueva para poder cuidar su territorio. No es raro que los loros desarrollen lo que se denomina comportamiento desplazado, que en este caso ocurre cuando han intentado picar repetidamente a una persona y no lo han logrado, lo que puede ocasionar que pasen a atacar a su humano favorito debido a que piensan que están mordiendo a la persona que querían atacar inicialmente.
Debido a esto, es importante no hacer enojar a loros con picos grandes y fuertes como los guacamayos cuando están con su humano favorito ya que pueden morderlos. Cuando ocurren estos incidentes y el loro comienza a morder a alguna persona en la casa, surgen los sentimientos de agresión de ambas partes, tanto del ser humano como del loro. La persona sin experiencia probablemente mostrará más sentimientos negativos, incluyendo miedo hacia el ave y seguramente tratará de que la persona favorita del loro se deshaga de él ya que a su entender, el pájaro es sencillamente malo.
Un humano experto en el trato de loros no se hubiera tomado de forma personal todo el asunto. Conociendo como son los loros, sabría que este eligió a la otra persona porque así es su naturaleza y no por maldad con lo cual la relación a la larga va a mejorar bastante si de ahora en adelante se dedica a trabajar con el loro en lugar de perder el tiempo enojándose con él. En este caso tanto la persona consentida del loro como el experto desarrollan un plan para que el loro se relacione adecuadamente con ambos.

 

El humano experto reaccionaría de una manera diferente. No se lo toma de una manera personal. Sabe que el loro gris no eligió a «María» por maldad, y también sabe que la relación podría mejorar mucho, si trabaja con el pájaro. Sabe que debe crear su relación personal directamente con el loro. «María» no puede hacer que el pájaro le guste a él. Por lo tanto, el humano experimentado y María crean un plan para ayudar a que esta persona se relacione con el loro. María saca al loro de la jaula y lo pone sobre un soporte en forma de T en una habitación neutral, y luego ella se retira. El humano experto entra en la habitación con un «regalito» especial para el loro, y luego comienza a hacer la técnica de ARRIBA/ABAJO y la de la escalera, elogiándolo abundantemente. Realiza este ejercicio varias veces al día con intervalos de 15 minutos, durante muchos días, semanas, y posiblemente meses. Aunque puede que no se convierta en la persona importante como lo es Susana, podrá desarrollar una relación en donde el loro se suba a su mano sin picarlo, tanto frente a Susana como cuando ella no está. Pero uno nunca sabe; los loros grises son famosos por cambiar de aliados y quizá Susana tenga que trabajar con el loro en la habitación neutral.


El picotazo por temor

Algunas veces el loro pica porque tiene realmente miedo. Puede que sea un loro gris recién capturado que aún no ha establecido un fuerte vínculo de confianza, o un pájaro que ha sufrido un trauma importante y se ha vuelto histérico, o un loro que ha tenido una mala experiencia con un ser humano específico y que no quiere estar cerca de esa persona. El loro tiene un gran temor, y se lo debería tratar de manera diferente a los otros. El primer paso es darse cuenta que el pájaro tiene miedo y que se debe establecer la CONFIANZA antes que la disciplina.
Lo esencial es dejar que el pájaro se suba a un nivel más alto que la persona y la persona debería mirar hacia abajo y hacia otro lado, para hacer que el pájaro se sienta más confiado (si el pájaro está en la jaula, siéntese en una silla debajo de la jaula); permanecer tranquilamente en la misma habitación del pájaro, hablándole y silbando/reaccionando a sus sonidos; dejarlo salir lentamente de la jaula y que se sienta cómodo al tomar regalos de su mano. Más tarde ir relacionándose con él en un soporte en forma de T y entrenarlo con un palo ´para terminar con las técnicas de domesticación de manos. Este proceso requiere de paciencia y mucho tiempo.









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